Abbadie, Luis G. (2019). La singular aventura de la cueva del moro. Guadalajara: keliediciones.

La singular aventura de la cueva del moro de Luis G. Abbadie es un juguete literario, una ingeniosa narración que, utilizando un discurso parecido al usado por Miguel de Cervantes en Don Quijote de la Mancha, nos cuenta una historia de hechos sobrenaturales relacionados con la muerte, muy a la manera del escritor jalisciense, desde sus conocimientos en torno a la pseudobibliografía, la literatura fantástica y en particular, la narrativa de horror.

Abbadie añade un capítulo a la historia del Quijote insertándolo luego del capítulo 60 de la segunda parte de tal colosal novela. El estilo imita al cervantino y el argumento deviene de los personajes presentados en ese apartado, en cuya trama el caballero andante se encuentra con el bandido Roque Guinart, par que protegerá a una desventurada doncella, quien atraviesa por un lance de amores.

En este apartado, Abbadie se concentra en el infortunio de Claudia Jerónima, a quienes los lectores de Cervantes recuerdan como la mujer casadera que le cortó la vida a su prometido, presa del demonio de los celos. Claudia Jerónima se presenta en las peripecias renacentistas vestida de hombre, llevando para sí una escopeta y dos pistolas, con las que mata a su enamorado al creerlo infiel, hecho que el herido manifiesta es impreciso antes de rendir su último suspiro.

La mujer no es la primera que ha tomado la apariencia varonil en la novela española, ya Cervantes había presentado a Dorotea vestida como un mozo labrador, personaje que al igual que Claudia Jerónima busca la venganza luego de otro amor desdichado y más tarde, un sitio seguro donde pasar el resto de sus días en aislamiento, con el deseo de no ser localizada por sus acosadores.

Claudia Jerónima es dama preparada en la lectura, al igual que otras pocas en la novela de Miguel de Cervantes, como la Duquesa, Dorotea, Luscinda y Zoraida. Es un acierto de Luis G. Abbadie añadir a su antiheroína esa cualidad cerebral, para mostrar el contraste del conocimiento y la pasión que causa el desvarío de los celos, los cuales terminan perdiéndola.

En La singular aventura de la cueva del moro no solo recordamos la fuerza del agravio a estas damiselas, sino que cobra vital importancia la presencia viva de los muertos levantados de sus sepulcros por obra de conjuros indescifrables. El tema, desarrollado con una base descriptiva y argumental, dota a la aventura de un gusto especial para el lector que ama los ámbitos oscuros y misteriosos de los espectros.

Las profundidades sobrenaturales de los cementerios, las cuevas y las grutas son en Don Quijote realidades textuales, recordemos una sola para finalizar este comentario, trayendo a la página el momento en que Sancho cae en una grieta y llama a voces al caballero de la triste figura, quien al escucharlo afirma: “Don Quijote soy, el que profeso socorrer y ayudar en sus necesidades a los vivos y a los muertos”.

 

(Silvia Quezada)