Habitaciones furtivas, una novela de Silvia Quezada: un Réquiem para Erika Mondragón

Bladimir Ramírez

Disfruto cuando una novela esconde alguna clave de lectura, una motivación, un deseo, en ocasiones algún fragmento puede ser el arte poética de toda la historia. En Habitaciones furtivas creo que el siguiente párrafo  define el carácter de la novela:

     “Cuando las cosas van mal vale más no hablar, es tiempo de mirar hacia adentro y buscar, quizás en algún  repliegue de los hechos pueda encontrar algo mío, que no pertenezca a nadie más, algo que no recuerdo hubiera existido, y que me haga ver el sentido de lo real”.

     Esta novela narra la historia de un feminicidio. Pero más que enfocarse en la muerte, la autora hace un profundo recorrido por la vida y la obra de Erika Mondragón, la personaje principal.

     ¿Cómo escribir la historia de un crimen y escapar de los lugares comunes? Creo que la autora nos demuestra que la literatura contemporánea debe ser flexible en los géneros y sus influencias, Silvia Quezada nos entrega una novela “negra” a la mexicana, con matices e influencias que van más allá de una sola tradición literaria. Celebro que esta fusión de géneros sea un encuentro amistoso y elocuente.

     El trabajo arquitectónico de la novela es digno de celebrarse. La historia nos presenta, casi de manera simultánea, la vida de dos mujeres: Marcela, la joven estudiante de Letras Hispánicas que acaba de dejar a su esposo e iniciar una nueva vida, y a Erika Mondragón, la poeta jalisciense que se codea con la clase intelectual de la ciudad de México. Marcela se interesa en la poesía de Erika, esto hace que la vida de la poeta se reconstruya. La poeta vuelve a vivir cuando la estudiante la lee con avidez. Marcela afirma que la poesía de Erika la ayuda a salvar su vida, a resistir.

     Otro aspecto destacable de la novela es la lucha contra el olvido. A Erika, al igual que muchas mujeres que son víctimas de feminicidio, la intentan descalificar, anular y desprestigiar a tal punto que su muerte parezca justificable. La figura de Marcela y la de otros personajes, intentan salvar la memoria de la poeta. Es difícil rastrear la vida de Erika porque en los diarios y en la memoria pública hay una clara campaña de desprestigio. Que si Erika era corriente, callejera y vulgar o drogadicta y problemática. Marcela pelea contra el olvido y busca reconstruir la memoria. Es interesante que Marcela reconstruye la vida de Erika mientras Erika salva la vida de Marcela, un juego de espejos en el que la vida y la muerte dialogan únicamente a través de la poesía.

     En la novela podemos encontrar una reelaboración de la figura del detective. Por supuesto, aquí no tenemos ningún investigador al estilo británico, no hay ningún Sherlock Holmes, al contrario, ninguno podrá resolver satisfactoriamente el misterio. Nos encontramos a varios anti-detectives, personajes como Samuel y la propia Marcela que, aunque tienen razones e inquietudes para saber qué le pasó a Erika Mondragón, no poseen las herramientas necesarias para esclarecer los hechos.

     La novela es una celebración por la vida de Marcela y de Erika, entre las dos hay una complicidad atemporal, una red de apoyo indisoluble. En Habitaciones furtivas, Silvia Quezada nos recuerda que la vida, aún en épocas de crimen, es más importante que la muerte. Leer una novela como esta en el México del 2022 es un acto placentero y político; el placer está en la palabra escrita y la reflexión nos llega a través de las asociaciones, los ecos, la incertidumbre y la indignación.

     El libro es un viaje a través de la vida sentimental de Erika y de Marcela, conocemos sus pasiones, sus amores, sus desencuentros y sus filiaciones literarias. La biografía de la poeta contiene aristas interesantes, su vida sentimental es complicada y secreta. Su vida laboral y creativa no es del todo satisfactoria. Hay un gran trabajo de sensibilidad detrás de la escritura de Habitaciones furtivas, pues Silvia Quezada es capaz de adentrarnos al mundo de Erika, desde la perspectiva de Marcela, constantemente estamos inmersos en estas dos mujeres.

     Un aspecto fundamental de la novela es el amor sáfico entre Erika y Úrsula, el desarrollo de esta pareja, así como la construcción de ambos personajes, hace que Habitaciones furtivas tenga un diálogo directo con Carol de Patricia Highsmith, en ambas novelas, el amor entre dos mujeres está a la sombra de las críticas de la sociedad y el debe ser de la “mujer”. Sin embargo, la complicada y a veces tormentosa relación con Úrsula, es fuente de inspiración para la poesía de Erika.

     Me parece que Habitaciones furtivas nos invita a una lectura multifacética, sensible y activa. Además, Silvia Quezada nos recuerda que nuestras obsesiones literarias son, al final del día, parte sustancial de lo que somos.

Quezada, Silvia (2022). Habitaciones furtivas. Consejo Estatal para la Cultura y las Artes Jalisco.