Rossana Camarena, la poetisa al encuentro de su voz

Existencias: ¿Cómo se dieron las circunstancias para que Rossana Camarena, la de antaño, en los años primeros, tuviera ese encuentro con las letras?

Rossana Camarena: Para entrar en el ámbito de la literatura basta con aprender a leer y escribir. Descubrir otra óptica, adentrándome en otros mundos fue lo que me llevó a querer probar y navegar sobre la palabra. Descubrí que mostrar lo que yo veía, alertaba al máximo mis sentidos, y se convirtió en una gozosa adicción.

     Desde muy pequeña la observación fue una herramienta mágica, antes que las palabras llegaron las sensaciones, y después tuve la inquietud de plasmarlo en algún lado. Decidí entonces escribir un diario, donde retrataba mis vivencias cotidianas. Ese diario se transformó a través de los años en un crisol que fue moldeando y dirigiendo mi escritura hacia la narrativa, después la prosa poética y finalmente la inefable poesía.

      En el colegio leíamos a los clásicos, y llamaba mi atención sobre todo la tragedia Marianela (Benito Pérez Galdos), El Cantar del Mio Cid (Abu I-Walid al Waqqashi), Hamlet (William Shakespeare), La Divina Comedia (Dante Aligheri), fueron relatos que me hicieron entrar en las tripas del dolor, sentí por primera vez que algo me conmovía profundamente, y me sorprendí. Yo crecí en un restaurante, ahí mi madre cuando había poca gente aprovechaba para ponerme un disco que compilaba grandes poemas declamadas por Marcos Ortiz. “Los motivos del lobo” fue lo que me cautivó de Rubén Darío, sentir la injusticia y ponerme de lado de la bestia despertó en mí el interés de comunicárselo a otros. Tengo hasta la fecha una admiración particular por el gran Emil Cioran, maestro del aforismo, “su nihilismo no conocía límites, salvo el que impone la muerte”. Comencé a darme cuenta que yo escribía cada vez que el sentimiento me rebasaba, lo vertía en papel para ver si de esa manera mi intensidad menguaba. Y comenzó a ser una necesidad que permanece hasta la fecha. Cuestionar la vida me hizo llegar a Sartre, a Camus y conocer el existencialismo que me apasionó y sigue dentro de mí como una eterna ebullición.

     De pronto escribía palabras de las que desconocía el significado, su puro sonido a veces daba en el clavo concordando con lo redactado. De ahí tomé conciencia y cargaba un diccionario en la bolsa, así mi léxico fue creciendo y mis ganas de escribir también. Conocí a los grandes poetas: Neruda, Nervo, Paz pero descubrir rebeldías como Bukowski, Girondo, Pizarnik fue lo que me alentó a escribir sin poner toda mi atención en que fuera un texto adornado por el betún de la melosidad, sino más bien descubrir la garra de poder mostrarse sin pudor. El poeta se desnuda, y eso me gustó. Escribo desde hace veinticinco años y sigo descubriendo nuevas sensaciones al leer a gente como Wislawa Symborska o Louise Glük. Y es que lo que la poesía te da es esa sensación de tener la carne viva para percibir cualquier ráfaga de viento, aún un suspiro podría convertirse en un momento en tremendísimo huracán.

Existencias: Veo que tuviste, tienes muchas influencias, pero ¿cómo conjugar todas éstas, diametralmente opuestas, en tu proceso creativo, en el qué hacer de tu voz propia, de tu propias letras?

Rossana Camarena: Parte importantísima y primordial en mi proceso de escritura es leer. Definitivamente desde mi criterio no hay un buen escritor si detrás no se encuentra un ávido lector. Leer induce a escribir, es probar deliciosos platillos que aguzan la creatividad, ayuda a cuestionarnos, a confrontar palabras y sentires de otros con los míos, te dan ganas de contar “tu parte” decirle al otro, permitirle entrar, asomarse y verte latir.

     Me gusta mucho “marinar” las letras, repasar una y otra vez para lo que se quiere decir tome altura, para que ese enorme caldo se vaya reduciendo hasta ser esencia y entonces sí verterse en el papel. Es como pensar cómo expresarle a alguien lo mucho que le amas, sin usar las clásicas palabras, sino tu vibración personal. En un momento dado el texto exige salir, y generalmente escoge la madrugada o el amanecer para mostrarse, y hay que hacerle caso a la hora que aparezca pues si la poesía se acerca y tú no le das el primerísimo lugar de tu atención plena, lo más probable es que se monte en su papel de diva y desaparezca. Es muy susceptible, si no escribes en su compañía “te delata”, saltarán a la vista inmediatamente frases inconexas y huecas tratando de alcanzarla. Habrá que esperar con paciencia entonces, otra oportunidad.

     Yo hice el hábito de cargar siempre una libreta y un bolígrafo, pues las sorpresas te asaltan en la calle, en el camión o en un café; las conversaciones ajenas, las noticias, un cuadro, la música, el folklor son ingredientes que se consiguen a toda hora, tropezar con ellas exige expresarlo. Las ideas por nacer las rumio, no tengo un tiempo establecido para saber que ya están, simplemente de improviso brotan como una roncha producida por un insecto que pincha o muerde para alertarme. Para Borges ese bicho pudo ser la luna, para Lispector el shock inesperado de encontrarse con ella.

     Una vez cautiva la idea habrá que ponerse a concatenar. Escribir es un oficio que requiere tiempo para hacerlo brillar, así como un carbón o un metal, hay que tener paciencia y descubrir la técnica precisa con humildad. A mí me gusta mucho “probar los textos” subiéndolos a redes para observar las reacciones o leyéndolos en micrófono abierto en cualquier oportunidad. Siempre los otros serán los que determinen la altura de lo que escribes.

Existencias: ¿Consideras a tus letras activistas? Esto es para mí, “activista es activar lo inactivo”. ¿Crees que tus textos han hecho los mismos efectos en ti?

Rossana Camarena: Decir es fácil, lo importante es demostrar que eres coherente con lo que hablas y con lo que haces. Hay que tener claro que quieres y cómo lo quieres activar. Accionar es provocar, y eso no quiere decir que para ser activista hay que incluir, la agresión, o la intensidad que ofende, ser activista es “moverse”, saltar la cuerda a la velocidad que vaya adquiriendo el problema que quiera resolverse. Criticar es fácil, es importante señalar la mugre pero cargar “el trapito” para ayudar a limpiar. En mi caso el activismo mayor lo realizo entre mis más próximos, empezando por mi casa, con mis hijos inculcando orden y respeto por el otro, valorar el trabajo en equipo, de ahí avanzo con las mujeres que me rodean ofreciendo apoyo, promoviendo la sororidad no el odio. Si no estamos conformes con algo hay que saber proponer, dar herramientas, dar aliento para saber hacer fuerza conjunta, no apretar el puño sino entrelazar voluntades, de esa manera es cómo la marabunta logrará vencer al elefante, de otra manera viviremos enfrentados unos con otros poniéndonos el dedo en la cara sin llegar a ningún lado. Hay que buscar un equilibrio en función de los derechos humanos. El avance está claramente en la educación, en la promoción de la cultura y en crear comunidad, y no pararé hasta que mi granito de arena se convierta en toda una cordillera.

Existencias: ¿Qué planes hay en la inmediatez, planes a más largo plazo?

Rossana Camarena: Dice un dicho “Haz planes para que Dios se ría de ti” por eso no acostumbro tener algo en concreto para visualizarlo a futuro, pero he tenido la suerte de ir produciendo en constante, siempre hay una antología nueva dónde escribir, un proyecto conjunto que lograr, como en éste momento siendo docente en una escuela que basa su educación en la antroposofía y me ha dado la oportunidad de crear textos para compartir con niños que van despertando a la belleza. En la olla tengo calentando desde hace tiempo una novela muy ambiciosa escrita en prosa poética “Pronombres en Moebius” con un contenido espeso donde cuestiona porqué siempre anhelamos lo que no tenemos y rechazamos lo que se nos ofrece, aunque lo que exigimos y lo que no queremos recibir es exactamente lo mismo, de ahí eso de citar a Moebius y su banda infinita. Hay tambien dos poemarios a la espera “Abre” de erotismo y otro un tanto oscuro “Yo no quería y sin embargo…” de mini ficciones escritas hace tiempo y ahora corregidas y aumentadas listas para probar suerte en ese campo. Tengo la inquietud de hacer una maestría en filosofía para seguirme cuestionando, que sin duda es mi motor principal para crear ¿Qué sería de la vida si lo supiéramos todo?

(André Michel)