Luis G. Abbadie, el escritor del horror

Existencias: Abbadie, ¿cómo fue que nació en ti el gusto por la literatura?

Luis G. Abbadie: Alrededor del año 1989, empecé a frecuentar los eventos de los “Miércoles Literarios”, del Exconvento de El Carmen, que en esos días ya idos, sí era un espacio de cultivo cultural. Intenté acercarme a algunos talleres literarios, pero en todos me decían que debía dejar de escribir, incluso de leer, sobre horror… No pasaba semana sin que me dijera: “¿por qué no lees/escribes algo serio?”; al parecer, debía leer y escribir lo mismo que los demás, debía gustarme lo que a ellos les gustaba. Así que me marchaba.

Durante la Cátedra Julio Cortázar, en las charlas semanales del maestro Juan José Arreola, alguien me invitó a un taller de verdad. Flaviano Castañeda Valencia impartía su taller en el edificio administrativo de la Universidad de Guadalajara; allí todos nos desviábamos de las expectativas y “seriedad” homogénea que parecían exigir en otros talleres. Había “antipoesía”, literatura “underground”, cuento urbano, ciencia ficción, poesía experimental, y yo con mis cuentos de horror. Todos nos salíamos del molde y nos entendíamos. De allí salieron creadores como Inti Meza V., quien pasó a ser promotor cultural en la ciudad de México; el director, actor y dramaturgo Téofilo Guerrero; rOBERTO vILLA (sic), autor de cuento humorístico y minificción. Del taller literario de Flaviano Castañeda brotaron varias vetas que renovaron la literatura de Guadalajara, y por supuesto, ha sido ignorado por completo por los cronistas culturales, a pesar de haber sido un taller de cuento organizado en las instalaciones de la Universidad de Guadalajara. Consecuencia de no alinearnos, como otros talleres, a los poetas de Stepford.

Existencias: ¿Cómo se ha venido gestando esa evolución de esos inicios a estos días?

Luis G. Abbadie: Empecé no sólo influido, sino imitando horriblemente a Lovecraft y a King… Cómo me costó librarme del exceso de adjetivos. Tuve que abandonar mis estudios, así que desahogué mi gusto por la historia, la antropología, escribiendo sobre ello no en contexto académico, sino en forma de ficción. Lovecraft, Borges, Colin Wilson, me mostraron cómo el trabajo del historiador puede ser desarrollado, a través de los personajes, dentro del universo de la ficción, con recursos y objetivos similares. Mientras tanto, mis exploraciones en el ámbito de la espiritualidad se volvieron centrales en mi vida, y esto se reflejó en mi escritura; no sólo al escribir ensayos al respecto, mi perspectiva cambió. Nunca

voy a entender a los escritores minimalistas, preciosistas, que se deleitan en lo breve, en lo caprichoso, en textos reducidos que son como un parpadeo o una sola nota musical. Lo que busco en la literatura es la intensidad, la sinfonía de las emociones y de las ideas.

Existencias: ¿Tienes algún ritual para escribir, algún proceso creativo, te vales de “artimañas literarias” para crear tu escritura y estilo literario?

Luis G. Abbadie: Cada libro exige su propio método. Muchas veces un cuento aparece en mi cabeza como una situación concreta, ya sea un momento o una serie de sucesos que pueden ser parte de la narración, o bien su culminación, y busco un inicio que pueda conducir a ello. Si la historia es muy compleja, o tiende a convertirse en una novela, haré una cronología de eventos que iré completando sobre la marcha. Suelo manejar muchos personajes, sucesos, lugares, que a veces abarcan desde días hasta siglos. Cuando leo cualquier libro de, digamos, historia, misticismo, ciencia, o incluso obras de ficción, hay en mí tres lectores simultáneos: el principal es el que disfruta la lectura, que se absorbe en la trama de una novela, que suelta la imaginación y reflexiona al leer sobre temas filosóficos, científicos o históricos; el segundo es el que despierta cuando reconoce el potencial de algo que lee para ser desarrollado en un escrito, o que podría enriquecer mi universo literario (no puedo evitar ver las cosas también a la luz del horror cósmico, y del escenario de los Mitos de Cthulhu); y por último, el lector que utiliza mi forma de ver el mundo, mi perspectiva metafísica y neopagana, para interpretar lo que lee. No me he desviado del tema; creo que la lectura es parte integral de mi proceso creativo, pues las ideas nacen y se transforman al rebotar contra aquello que leo.

Existencias: Con tus actividades como escritor, ¿te consideras “activista”? Me explico más a detalle, para mí “activista” es aquel que activa lo inactivo, así de simple como una mera operación aritmética.

Luis G. Abbadie: Como ya dije, estoy de acuerdo con Darrel Schweitzer cuando afirma que el horror es la única forma de literatura que se define, no por sus técnicas y temática, sino por una emoción que produce o que busca evocar. Y eso quiero: despertar emociones. Pero también existe un horror de las ideas, eso es algo que no se ha analizado mucho; esto ocurre cuando un lector encuentra que sus certezas son amenazadas por aquello que lee. Pero cada día es más difícil producir una reacción. Por eso considero que las nuevas direcciones del horror exigen que se rompan barreras; si al final de la época gótica fue necesario abandonar los castillos medievales y traer lo terrible a las casas y ciudades que habitamos, ahora es necesario atravesar las barreras de la cultura y el racionalismo. El lector no debe sentirse seguro al leer un libro impreso o en su caso, el lector digital; debe sentir que el horror invade su mundo, que quizá no se disipe del todo cuando abandone la lectura. ¿Cómo hacer esto? Eso es lo que busco, reavivar lo extraño, lo weird, en el mundo cotidiano, hacer que veamos lo que nos rodea con otros ojos.

Existencias: ¿Qué planes hay en lo inmediato y a largo plazo?

Luis G. Abbadie: Es tiempo de retomar La Larga Noche, algo de lo que he hablado con Alessa Gil; que la segunda novela que nunca conseguimos completar se manifieste de otra manera; creo que será mi regreso no sólo a los vampiros sino al terror intenso. Mi última novela, El rastro de los Antiguos: El secreto de un alquimista veneciano, me dejó mucho material por utilizar; se trata de una novelización de material histórico, y queda mucho por investigar para completar un segundo libro. El Proyecto Necronomicón prosigue, y vendrá un Tomo IV, aunque el mayor reto es hacer entender a los lectores potenciales que este es un texto inédito en español apegado a lo que describe la obra lovecraftiana, y no una edición más de ese texto apócrifo que circula en librerías falsamente firmado por Lovecraft. Viene también un libro acerca de la brujería escocesa en el siglo XVII, y un par de colecciones de cuentos. También me encuentro trabajando en el ámbito editorial, y en el proceso de escribir un ensayo acerca de la literatura mexicana de horror, ahora que ésta ya es abundante y nadie puede fingir que no existe.

(André Michel)