Reinoso, Miguel (2003). El hombre de los faros. Tijuana: Ayuntamiento de Tijuana/ Instituto Municipal de Arte y Cultura.

Miguel Reinoso es un escritor mexicano originario de Guadalajara, el tapatío cuenta con una serie de obras publicadas entre las cuales podemos encontrar Telubrio, La historia verídica de tu cuerpo, Tequila Scratch Blues y el libro en el que nos centraremos: El hombre de los faros, una compilación poética breve y reflexiva, la cual obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Tijuana en el 2002.

Como poeta, Miguel Reinoso es una garantía de calidad; en su libro El hombre de los faros, podemos darnos cuenta del gusto contemplativo y detallista del autor mexicano, quien refuerza sus escritos con la presencia de constantes paisajes y elementos marítimos, con lo que evoca a la contemplación del “yo” dentro de la inmensidad que crea y acompaña verso a verso hasta desembocar en el cúmulo de sensaciones propias de una poesía bien lograda.

Reinoso destaca por cuestionar en su trabajo la esencia de la realidad. Con bases en la cultura literaria a la que se ha visto expuesto, el escritor es capaz de generar un hilo conductor que le permite plasmar la apreciación del conflicto interno en una persona que se sabe parte de un entorno específicamente poético; la importancia rítmica que radica en el estilo del autor afianza la importancia del cómo ha entendido el proceso creador.

En El hombre de los faros el yo poético que el autor presenta desarrolla una idea donde la tonalidad adoptada resulta el elemento más trascendental, ya que es a través de éste que los lectores podemos adueñarnos de la sensación de melancolía de la voz poética, con lo que se cumple la interpretación reflexiva de cada poema. El contenido poético del libro escrito por Miguel Reinoso evidencia las preocupaciones del autor en cuanto a la relación existente entre sus propias visiones versales vinculadas con la realidad y las problemáticas que se presentan día a día en México.

La brevedad de los poemas ayuda a la contundencia del mensaje que Reinoso busca asentar en cada una de sus estrofas. Al utilizar la brevedad de manera adecuada, el autor nos envuelve en los aspectos líricos de sus versos, los cuales van de la mano con la musicalidad y la oratoria. La impresión del conjunto no sólo radica en lo sonoro de los poemas, sino que también se construye a raíz de la grandeza de las imágenes mentales que presenta el conjunto.

La voz poética sale de su zona de confort al no solo describir, sino también narrar un estado emocional donde la soledad permite el desarrollo de un cúmulo de sentimientos, que contrario a lo esperado, convergen entre sí para permitirle al lector llegar a un razonamiento que le permite ser consciente de la inmensidad del entorno poético en el que radica la voz interna del ser lírico, con lo cual la ambigüedad del momento capturado en los poemas, crea una atemporalidad que añade un toque nostálgico a la compilación.

A través de diversos recursos literarios, la poesía de Reinoso crea un vínculo entre el lector que se sabe individuo a la par que un integrante más de un grupo, por lo cual es consciente de pertenecer a una sociedad y del cómo se presenta la interacción del ser particular con la participación del conjunto en que se desenvuelve, así como el juego de roles que cumplen cada sujeto en función de la percepción de su realidad.

Reinoso crea un espacio literario que permite el crecimiento de sus lectores mediante la comprensión de la individualidad que se sabe participe de un conjunto mayor a sí mismo. Por lo tanto, la abstracción de Reinoso nos recuerda el interés del ser humano en cuestiones relativas a la interacción y aceptación del hombre con su entorno diario, su vínculo con la sociedad y con el conocimiento que se obtiene a través de las reflexiones que se dan con uno mismo en función de lo que lo rodea.

 

(Esmeralda Lizbeth Sandoval Domínguez)