Flores Hernández, Miguel Ángel (2019). Cuentos Parvos. México: Literatelia.

La ironía, en ocasiones sutil y en otras trágica, junto a una atractiva vivacidad estética y a temas si no siempre originales por lo menos inspirados, son el motor de Cuentos Parvos de Miguel Ángel Flores Hernández. El autor clase ’87, ya ganador del VIII Concurso Literario Luvina en la categoria cuento corto y del Concurso de Microcuentos acerca de la Discriminación organizado por la Maestría en Estudios Literarios de la Universidad de Guadalajara, publica una primera obra formada por unos microrrelatos que continúan la tradición mexicana y en general la de Latinoamérica, sin resultar por eso repetitivos o aburridos. Podríamos decir que por su brevedad, innovación y sentido del humor, Cuentos Parvos sigue el camino trazado por Augusto Monterroso, también si, poniéndonos a escuchar con atención, quizás resuenan las voces de algunos personajes y temas de un autor como Roberto Fontanarrosa; él tambien celebre por su ironía, las situaciones paradójicas y el lenguaje arrabalero.

El texto parece completo, en equilibrio entre burla y poesía, entre el absurdo y la más cruda realidad. Podemos de hecho encontrar microcuentos basados especialmente en juegos lingüísticos y otros de contenido y forma casi más similar a la poesía que a la prosa, así como se destacan microrrelatos centrados en personajes y situaciones que a primera vista pueden parecer marginales y superfluos, mientras que, por el contrario, subrayan la condición precaria de los parias y en general de los habitantes de los suburbios tapatíos en una sociedad tan excluyente como la actual. Sin embargo, no podemos olvidarnos de una de las características más destacadas de estos microcuentos: son divertidos. Con Cuentos Parvos es imposible aburrirse, cada microrrelato tiene su juego, su singularidad, que asegura una efervescencia y un entretenimiento constante. Fútbol, asesinatos, pláticas de camión, Facebook y de Guadalajara en algunos de los temas de este libro, que rescata una realidad tan divertida cuanto amarga, tan surreal cuanto auténtica.

Miguel Ángel Flores Hernández con este texto consigue unir forma y contenido, estética y temas, en un conjunto de microrrelatos que no puede pasar inadvertido no solo a los ojos de los tapatíos, sino de todo México.

 

(Giorgio Sebastiani)