Cuentosmas. Los cuentos de Manzano

La historia del niño que pierde el oído, y que acabo de referir, está implícita en una de las dedicatorias del libro Cuentosmas. Los cuentos de Manzano, quizás el autor lo planeó, quizás no lo sabe, pero esa dedicatoria es el primer cuento del libro, y es una gran historia. A la vez pienso que esa dedicatoria está emparentada con el texto titulado “El libro blanco”, que además de ser un relato, es también un símbolo de las figuras del lector, del escritor y del libro. En el cuento, el personaje, que no le halla el gusto a la lectura, recibe de un amigo un libro con las páginas en blanco, como una metáfora de la iniciación al mundo del libro, una lección no “aleccionadora” en el sentido simplista de la palabra, sino una lección auténtica. La idea del lector/escritor que tiene todo por hacer, que se enfrenta al contenedor del mundo (el libro) vacío, y entonces hay que llenarlo. 

El libro de Manzano está constituido por 39 cuentos o relatos y 19 minificciones y se caracteriza por la variedad de tonos y registros de sus textos, encontramos tanto relatos de carácter tradicional como ejercicios de tipo policiaco o de misterio, incluso algunos trabajos matizados de experimentos en cuanto al género y la estrategia narrativa, encontramos a la vez alusiones a textos clásicos, históricos y a leyendas. Los espacios de sus historias resultan más o menos reconocibles: Ciudad Guzmán, Sayula, Guadalajara, Colima, pero incluso algunos suceden en otras latitudes como Europa o Sudamérica. 

Entre las características dominantes de los cuentos de Manzano encontramos una vocación narrativa al parecer inevitable, el autor quiere contarlo todo, cualquier historia, todo tipo de anécdotas, desde las más trascendentes en las que reflexiona sobre el tema del bien y el mal, como sucede en su cuento “¿Ángel o demonio?”, hasta aquellos de tema histórico como “La fortaleza” en el que trata un tema de la historia de Uruguay, pasando por historias cotidianas en apariencia intrascendentes, o para ser más preciso, cotidianas. 

El otro tema dominante es el humor, como ya habíamos dicho, el humor es una de las señas de identidad de Manzano, en el libro abundan los ejemplos y no es que los cuentos sean chistes ni chascarrillos, el humor campea en el corpus de libro como un acuerdo, un pacto que hace el escritor con el lector y se manifiesta en una frase inesperada, en un súbito giro de la historia, en el guiño al lector al presentarle a un personaje basado en la realidad o en la propia biografía del autor, o en la deconstrucción de un cuento tradicional.

Otro punto a destacar tiene que ver con un tema obsesivo: el de la muerte. En este sentido Manzano es un heredero de Rulfo, pero no heredero ortodoxo, por el contrario se trata de un descendiente rebelde, subversivo, pues si bien tiene en común con Rulfo la omnipresencia de la muerte, en Manzano se trata de manera desenfadada, irónica, se trata de una muerte amable, a veces despistada, marcada por una levedad propia del mundo de Manzano.

Quizás la mayor virtud de los cuentos de Manzano radica en que es un libro que se deja leer. No es este un libro que se daba leer porque contenga una información vital o porque lleve a estar al día en las tendencias. El libro de Manzano se lee porque se disfruta, porque se acerca al placer de la lectura, y eso no es poca cosa. 

(Ricardo Sigala)

 

(Publicado en El Ágora del Diario del Colima, el 18 de agosto de 2019, https://www.diariodecolima.com/contenid)o/suplementos/agora_WEB1.pdf)